sábado, mayo 30

Soviet de Petrogrado declara "desertores" a marineros de Kronstadt

Marineros de Kronstadt:
"Muerte a la pequeña burguesía"


Petrogrado (17 de mayo de 1917).- El Soviet de Petrogrado ha denunciado a los marineros de Kronstadt como "desertores de la democracia revolucionaria", luego de conocer que el Soviet de Kronstadt se declarara porder soberano y rechazara la autoridad del Gobierno Provisional.

El Soviet de Petrogrado acordó enviar a Kronstadt a un representante calificado para resolver esta nueva crisis política. Se dice que Irakli Tsereteli, el líder de los mencheviques, sería el encargado de establecer negociaciones con los líderes del Soviet de Kronstadt. El Gobierno Provisional parece haber dejado en manos del Soviet la solución de este conflicto

Una ola de pánico parece sacudir a la burguesía y a sus partidos. Acusan a los marineros de crear una "República Soviética de Kronstadt". Consideran peligroso que uno de los principales fortínes militares esté en manos de rebeldes porque pone a la ciudad de Petrogrado a merced de los radicales que en cualquier momento pueden tomar la ciudad y derrocar al gobierno. Por otro lado, esa actitud desafiante de los marineros sienta un mal precedente y ese ejemplo puede ser seguido en otras ciudades generando caos y anarquía. Algunos ven en la medida tomada en Kronstad una reedición de la Comuna de París en suelo ruso.

Fuentes cercanas a los bolcheviques, sostienen que los líderes de ese partido no están de acuerdo con la decisión del Soviet de Kronstadt, dirigida en buena cuenta por marineros bolcheviques. Se dice que Lenin ha llamado la atención a sus partidarios en la base naval por no observar la disciplina del Partido. Según esas fuentes, Lenin considera que es prematuro pensar en tomar el poder contra la autoridad del Soviet de Petrogrado, y ha ordenado que resuelvan esta crisis lo más pronto posible y de la mejor manera, manteniéndolo informado diariamente y pidiendo instrucciones del centro del Partido.

El Partido proletario en las elecciones municipales (Lenin)


Pravda No. 56 del 13(26) de Mayo de 1917

Nuestro Partido está yendo a las urnas con sus propias listas de candidates. De acuerdo a informes preliminares recibidos por el Secretariado del Comité Central tenemos listas sin formar ningún bloque en 4 de los 12 distritos (Moskovsky, Rozhdestvenskoye, Kolpino y Porokhovo). En los otros distritos hemos formado bloques sólo con internacionalistas, específicamente, con la Organización Inter-Distrital (que, como sabemos, han codenado enfáticamente a los narodniks mencheviques por unirse al gabinete capitalista) en 6 distritos (Vtoroi Gorodskoi, Narvsky, Petrogradkaya Storona, Moskovsky, Pervy Goredskoi y Vasilyevsky Ostrov); con mencheviques internacionalistas, opuestos al ministerialismo “socialista”, en 4 distritos (Vyborgsky, Nevsky, Pervy Gorodskoi y Vasilyevsky Ostrov); y con internacionalistas del Partido Socialista Revolucionario, que condenan el “ministerialismo” de su partido, en un distrito (Nevsky).

Esta cooperación con los internacionalistas de otros partidos está en plena consonancia con las decisiones de nuestras conferencias (la de Petrogrado y la de Toda Rusia) y con la política básica del partido proletario dirigida contra el defensismo pequeño burgués y el ministerialismo menchevique y narodnik.

La propaganda del “bloque de Izquierda”, realizada, entre otros, por Novaya Zhizn, obviamente no altera la decisión de nuestro Partido. El punto de vista de que las elecciones municipales “no son de pronunciado carácter político” (como las elecciones a la Asamblea Coinstituyente) es erróneo, básicamente erróneo. Es casi tan erróneo como sostener que “los programas municipales de los diferentes partidos socialistas (?) difieren muy poco unos de otros”. Repetir tales extrañas declaraciones sin preguntar los argumentos de Pravda es evitar un tema importante o simplemente arriar la bandera.

Reducir las elecciones en la capital a un programa puramente (o incluso predominantemente) “municipal” en tiempos de revolución es groseramente ridículo. Esta en contradicción con toda la experiencia revolucionaria. Es un insulto al sentido común de los obreros que saben bastante bien que Petrogrado tiene un rol principal, a veces decisivo.

Los Kadetes unen a toda la derecha, a la contrarevolución entera, a todos los terratenientes y capitalistas. Ellos apoyan al gobierno y quieren ver a Petrogrado revolucionario tocando un segundo violín para el gobierno de los capitalistas, que tienen diez ministerios contra los seis de los narodniks y mencheviques.

Opuesto a los Kadetes, a los chauvinistas, a los partidarios de la Guerra de los Estrechos, está el Partido del proletariado, el que, claramente hostil al imperialismo, es el único partido capaz de romper con los intereses del Capital y tomar medidas revolucionarias serias, sin las cuales es imposible ayudar a las masas trabajadoras en un momento de inminente catástrofe de grandes proporciones. Sin medidas revolucionarias no puede haber salvación. Sin una milicia obrera, como un paso hacia la creación inmediata de una milicia popular, es imposible, aún con la mejor voluntad del mundo, ejecutar tales medidas, en particular acabar con las colas y la desorganización en materia de provisión de alimentos.

La línea moderada tomada por la pequeña burguesía, los mencheviques y narodniks, que proclaman buenas intenciones y se debilitan a sí mismos haciendo pactos y sometiéndose a los capitalistas (¡6 ministros contra 10!) – esta línea es una cosa muerta. Las masas aprenderán pronto de esta experiencia, aún si por algún tiempo creen en los “acuerdos” con los capitalistas.

Todos aquellos que verdaderamente defienden los intereses de las masas trabajadoras, para eliminar la policía y reemplazarla por una milicia popular, todos aquellos que están por medidas revolucionarias serias para superar la crisis y salvar el país de una debacle sin precedentes, deben votar por las listas de candidatos del partido proletario –el Partido Obrero Social Demócrata (Bolchevique).

viernes, mayo 29

Kronstadt rechaza autoridad del Gobierno Provisional



Petrogrado (16 de mayo de 1917).- El Soviet de Kronstadt ha emitido una declaración en la que se proclama poder soberano y rechaza la autoridad del Gobierno Provisional.

Kronstadt es una base naval establecida en la isla de Kotlin, ubicada en la cabeza del Golfo de Finlandia, a treinta kilómetros de Petrogrado. Su ubicación estratégica para la defensa de la capital, la hace pieza importante en el sistema de seguridad militar de Rusia

El Soviet de Kronstadt, presidido por Anatoly Lamanov, ha desconocido la autoridad de Victor Pepeliaev, Comisario nombrado por el Gobierno Provisional. El Soviet ha declarado que "en la ciudad de Kronstadt, el Soviet de Diputados de Obreros y Soldados es el único poder legislativo y ejecutivo"

Fuentes bien informadas sostienen que los marineros bolcheviques han tenido una participación importante en la redacción y aprobación de la Declaración del Soviet de Kronstadt. La base naval tiene una fuerte militancia bolchevique y anarquista. En particular, se estima que los bolcheviques cuentan con 3,000 miembros y son el partido mejor organizado.

jueves, mayo 28

Ucrania demanda autonomía

Congreso de Todos los Ucranianos. Abril 1917

Petrogrado (15 de mayo de 1917).- Una delegación de la Rada o parlamento ucraniano arribó a Petrogrado en misión oficial. Los representantes ucranianos presentaron ante el Gobierno Provisional una serie de demandas que se pueden resumir de la siguiente forma:
  • Reconocimiento de la autonomía de Ucrania;
  • Inclusión de un representante de Ucrania en los acuerdos de paz;
  • Nombramiento de un comisario para asuntos ucranianos;
  • Formación en la retaguardia de unidades del ejército de Ucrania;
  • Nombramiento de ucranianos en más puestos civiles.

Estas demandas son el resultado del movimiento nacionalista que se manifestó inmediatamente después de la Revolución de Febrero que condujo, en primera instancia, a la creación de la Rada o parlamento el 4 de marzo.

Aunque el objetivo último de la Rada de Kiev -que aglutina el movimiento nacionalista- es hacer realidad el derecho de Ucrania a la autodeterminación, las demandas planteadas -según los entendidos- se encuadran en la idea de un estado federal ruso. En ese sentido, las aspiraciones inmediatas de Ucrania incluyen libertades culturales, mayor autonomía política y una reforma agraria radical que asegure el apoyo del campesinado ucraniano.

Por los antecedentes políticos de los miembros del Gobierno Provisional se estima que estas demandas son recibidas sin entusiamo, en circunstancias en que se trata de restablecer el orden y la autoridad en todo el país.

¿Espejo de la Revolución Francesa?


Los líderes del Gobierno Provisional se veían a sí mismos reescenificando la Revolución Francesa en tierra rusa. Ellos se comparaban a los héroes de 1789. Kerensky, por ejemplo, gustaba pensar de sí mismo como un Mirabeau (y después como un Napoleón). Los líderes de la “Gran Revolución Rusa” buscaban en la historia de Francia precedentes para sus políticas y modelos para sus instituciones. La gente llamaba jacobinos a los bolcheviques (que era también como ellos se consideraban). Los bolcheviques a su vez llamaban girondinos a los liberales. Y todos los demóocratas advertían de los peligros de la “contrarrevolución” y el “bonapartismo” (*). Los comisarios provinciales, los comités de soldados y los comisarios del ejército, los comités provinciales de seguridad pública y la Asamblea Constituyente misma, todos fueron copiados de sus equivalentes franceses. Los viejos términos para dirigirse fueron reemplazados por los términos “grazhdanin” y “grazhdanka” (“ciudadano” y “ciudadanía”). La Marsellesa –que los rusos mal pronunciaban Marsiliuza y al que le añadían sus propias palabras (había una Marsellesa de los obreros, una Marsellesa de los soldados y una Marsellesa de los campesinos)– se convirtió en el himno nacional de la revolución. Se tocaba en todas las asambleas públicas, manifestaciones callejeras, conciertos y teatros.
...
Las librerías vendían considerablemente historias populares de la Revolución Francesa. Había un ataque de francofilia. Francia, después de todo, era el aliado occidental más cercano de Rusia, contra Alemania –el último bastión de la autocracia–, y miembro fundador del club europeo de naciones democráticas al que Rusia estaba ingresando. La tarjeta de visita de Lvov estaba impreso en francés –“Principe Georges Lwoff. Ministre-President du Gouvernement Provisore”– como simbolizando su promoción al mundo occidental civilizado.

Pero Rusia no podía ser otra Francia. La fase constitucional de la revolución rusa –en la tradición clásica europea de 1789 y 1848– ya había sido realizada durante 1905-14. La reforma política no había dejado nada que ofrecer. Sólo una revolución social fundamental –una sin precedentes en la historia europea– era capaz de resolver los problemas de poder planteados por la caída del viejo régimen. Este fue el error básico de los Hombres de Febrero: intoxicados por su propia visión de sí mismos como herederos de 1789, se engañaron creyendo que podían resolver los problemas de 1917 importando prácticas y políticas constitucionales occidentales para el que no habían precedentes reales ni la base cultural necesaria en Rusia.

…El lenguaje de 1789, una vez que entró en Rusia en 1917, pronto fue taraducido al lenguaje de clase. Esta no era una cuestión de semántica. Demostró que para una vasta masa del pueblo los ideales de “democracia” fueron expresados en términos de una revolución social antes que en términos de una reforma política…

(*) Para los socialdemócratas, impregnados de los escritos de Marx de 1848-52, bonapartismo hacía referencia a Napoleón III en lugar de Napoleón I.

Extractos de “A people’s tragedy. The Russian Revolution 1891-1924” de Orlando Figes, Penguin Books, 1996, pp. 357-358.

miércoles, mayo 27

Derechos de los Soldados definidos por Kerensky

Dos despachos de Petrogrado y Londres, respectivamente, publicados por The New York Times del 28 de mayo de 1917:


Comandantes en tiempo de guerra podrán usar fuerza armada para imponer obediencia

Petrogrado, 27 de mayo (14 de mayo en el calendario ruso).- El Ministro de Guerra Kerensky ha emitido un anuncio el día de hoy

El anuncio, que es emitido en la forma de una orden del día, consiste de dieciocho parágrafos redactados bajo la autoridad otorgada por el Parágrafo 2 de la declaración Nº 20 del Gobierno Provisional. El parágrafo más importante es uno que otorga a los soldados plena libertad de consciencia y de opiniones políticas, sin restricciones, y los autoriza a usar ropas civiles cuando no están de servicio.

El duodécimo parágrafo establece la abolición del saludo obligatorio, haciéndolo opcional.

El décimocuarto parágrafo estipula que ningún soldado puede ser castigado sin un juicio pero agrega que durante operaciones de guerra, los comandantes tienen el derecho de tomar todas las medidas represivas, incluido el uso de fuerza armada contra los subordinados que se rehúsen a ejecutar sus órdenes.

Londres, 27 de mayo.- De acuerdo al corresponsal en Petrogrado de la agencia Reuters, el Ministro Kerensky dijo en un impactante discurso al ejército:

“Ustedes avanzan en filas compactas, unidos por la disciplina, el deber y el ilimitado amor por la revolución y el país. Permitan que el ejército y la marina, que son los más libres del mundo, demuestren que la libertad es un signo de fortaleza, no una debilidad, y que ellos están forjando una nueva disciplina de hierro y trabajo y están aumentando el poder combativo del país”

“Recuerden que el que mire hacia atrás, se detenga o se retire, perderá todo y no olviden que si ustedes no defienden el honor, la libertad y la dignidad del país, vuestros nombres serán mancillados. La voluntad del pueblo debe liberar al país y al mundo de los violadores y usurpadores. Tal es el alto deber que los llama”

martes, mayo 26

Líderes sin partido

Axelrod, Mártov y Martínov en mayo de 1917

Cuando se revisa la historia del marxismo en Rusia y se reviven los continuos debates en el seno de la “socialdemocracia”, más allá de las ideas, resaltan los nombres que se repiten a lo largo de los años: Plejánov, Axelrod, Lenin, Mártov, Trotsky, Dan, Líber, Martínov, etc., etc. Algunos de estos nombres aparecen asociados de una forma en algún momento, luego de otra forma en otro momento, y así sucesivamente, reflejando los cambios de posiciones y las alianzas. Sin embargo, entre esos nombres, el de Lenin es el único que permanece aparte, fiel a su posición, firme e intransigente. Todos lo acusan de sectario, lo llaman a la unidad y se resiste anteponiendo posiciones ideológicas y políticas irreductibles. Pero ocurre una cosa curiosa: los demás coinciden, se alían, se ponen de acuerdo, hacen frente único contra el "sectario", a quien culpan de la división del partido, pero son incapaces de unirse entre ellos mismos; constantemente están oscilando de un lugar a otro, de una posición a otra. Se unen para enfrentar al bolchevique pero son incapaces de unirse sobre bases más firmes que su mero anti-bolchevismo.

Llegados a la hora de la verdad, 1917, esos nombres son cabezas de grupos políticos que difícilmente se pueden considerar partidos. Combatieron la idea leninista del partido del proletariado desde el II Congreso del POSDR, luego reconocieron que Lenin tenía razón en el III Congreso, pero nunca asimilaron realmente su contenido ni lo llevaron a la práctica. Y a la hora de la revolución, son “rótulos”, sin aspiración de ir mas allá de sus actuales organizaciones seudo partidarias.

1917 encuentra al Partido bolchevique descabezado y con sus mejores militantes -proletarios de Petrogrado y Moscú- enviados al frente, donde muchos perdieron la vida. Al estallar la guerra, los primeros reclutamientos se hicieron entre los obreros de las ciudades. El partido bolchevique que estaba asentado fundamentalmente en la clase obrera (como lo corrobora la votación a la IV Duma) y que era la inspiradora y conductora de las huelgas políticas de masas que se reiniciaron en 1912, fue el partido que se vio más afectado con esos reclutamientos. La encarnizada guerra había cobrado millones de vidas, principalmente rusas, por lo que los siguientes reclutamientos continuaron mermando a la clase obrera. Para atender la producción fabril, se recurrió a la mano de obra procedente del campo, se empezó a formar un “nuevo” proletariado industrial con fuerte raigambre campesina. Los nuevos reclutamientos de las fuerzas armadas empezaron a afectar también a los campesinos principalmente. En esas condiciones estalló la Revolución de Febrero.

La revolucion encontró al Partido bolchevique en desventaja, su organización había sido golpeada severamente pero mantenía su estructura partidaria, sus métodos y estilos de trabajo proletarios, su disciplina y su unidad de acción. Las cualidades de su organización son las que le permitirán recuperar y ganar terreno en la clase obrera y en el campesinado pobre.

La hora de la verdad, la hora de la revolución, puso en evidencia que -aunque débil- el único “partido” que merecía ese nombre era el Partido bolchevique; los demás eran grupos de intelectuales montados sobre la clase obrera y el campesinado, de la misma manera como la burguesía liberal aparecía montada en la revolución con la anuencia de mencheviques y eseristas. Luego de la “crisis de abril”, Lenin decía al respecto:

Los mencheviques pueden complacerse y regocijarse tanto como gusten. Eso no nos preocupa en lo más mínimo. Los mencheviques no tienen organización. Chjeídze y Tsereteli son una cosa: ellos son ministros sin portafolio; el Comité Organizativo es otra cosa: ellos son socialdemócratas sin una política; los “defensistas” son una tercera cosa: ellos apoyan a Plejánov. Mártov es una cuarta cosa: el no apoyará el crédito. No sorprende que gente que no tiene ni organización ni partido se complazca y regocije despreocupadamente al descubrir una falta en la organización de otro.

No tenemos razón para temer la verdad. Sí, camaradas obreros, la crisis ha revelado ciertas debilidades en nuestra organización. ¡Debemos trabajar para corregirlas!” (
Pravda Nº 40 del 25 de abril (8 de mayo) de 1917).

Gente que no tiene no organización ni partido”: esa era la realidad del menchevismo en sus distintas versiones. Sólo las condiciones de debilidad del Partido bolchevique descritas arriba y de la “campesinización” del proletariado de las ciudades y del ejército (“campesinos en uniforme”) ayudan a explicar por qué los mencheviques y eseristas se encontraron a la cabeza del Soviet y de la revolución en los meses de febrero a setiembre.

Pero una vez que el Partido bolchevique se reordena y redefine su política se inicia el proceso de ganar a la vanguardia obrera, a la clase misma y al campesinado pobre; un proceso que parece seguir un curso “natural” en el que los acontecimientos van demostrando la justeza de la línea política bolchevique. Lo primero que ganan los bolcheviques son su base social por excelencia: la clase obrera; empiezan ganando los comités de fábrica, antes que los sindicatos burocratizados y los soviets obreros locales. Empiezan ganando los distritos obreros, especialmente Vyborg, donde se encuentran asentadas las principales plantas metalúrgicas, donde están “los obreros más avanzados” como enfatiza Lenin. En Vyborg ganan la duma local (Kalinin), el soviet local (Molotov), los comités de fábrica. En Vyborg se ubicará –por iniciativa propia- el Primer Regimiento de Ametralladoras, el regimiento más numeroso de la guarnición de Petrogrado, el de mayor poder de fuego, el más militante e instruido, que se convertirá en uno de los pilares de la organización militar bolchevique hasta los "días de julio" (cuando en castigo, es desarmado y dispersado).

Desde el Soviet y basados en el prestigio adquirido por este organismo, los Tsereteli, Chjeídze, Pléjanov, etc., se dedicarán a lo que saben: pasarán resoluciones, escribirán artículos, darán discursos, participarán en todas las reuniones de alto nivel, sin tener realmente una organización partidaria que fortalezca su posición en el Soviet y en la revolución; posición que irán perdiendo ante el avance arrollador de los bolcheviques.

Cuando, el cuatro de mayo, Trotsky regresa a Petrogrado, encuentra al Partido bolchevique ya como protagonista en la primera “crisis” de la revolución, en proceso ascendente por ganarse a la clase obrera y a los soldados. El Partido bolchevique contaba con más de 30,000 militantes; con células en todas las fábricas y unidades del ejército, con una estructura organizativa sin par entre los partidos de “izquierda”. Por su parte, Trotsky no tiene partido; Lenin ni menciona a “su” organización debido a su escasa reprersentatividad. El Comité Inter-distrital del que forma parte apenas tiene algo de mil militantes, según Trotsky; son en su mayoría intelectuales que habían sido bolcheviques y mencheviques, que buscaban la unificación del partido, que se declaraban por encima de las fracciones, sin pretensión de querer formar un partido. Tenían una modesta presencia, exclusivamente en Petrogrado. En realidad no era siquiera un grupo político, no tenían plataforma, era más una organización temporal en la que algunos ya se habían marchado para incorporarse a los otros grupos (Kollontai, Volodarsky, Antonov-Osenko ya eran bolcheviques). La versión trotskista de que esta pequeña organización de "brillantes generales sin ejército” aportó a los bolcheviques un gran activo, es falsa. No se puede decir que el Comité Inter-Distrital fuera hechura de Trotsky, que estuviera basado en su plataforma, porque no es verdad. Sería errado afirmar que Kollontai, Lunacharsky, Volodarsky, Antonov-Osenko, Joffe, etc., eran “militantes” formados por Trotsky o que compartían su línea política. Todos tuvieron un propósito: reunir al POSDR. Trotsky pertenecía al Comite Inter-Distrital pero éste no era trotskista. Sólo cuando se da el entendimiento con los bolcheviques es cuando los “interdistritales” empiezan a tener una actividad con un propósito político claro, en coordinación con los bolcheviques y en función de su incorporación al Partido.

En esas condiciones, ¿qué pensaba hacer Trotsky, cuando llegó a Petrogrado? Nunca fue capaz de organizar un partido o una organización que mereciera ese nombre, antes de 1917 se dedicó al periodismo y a dictar conferencias. Es más, nunca fue capaz de mantener un núcleo de colaboradores estable en sus proyectos políticos, ni antes ni después de Octubre. Lo más cerca que estuvo de un partido fue cuando formó parte de los mencheviques. Su idea del partido del proletariado era esencialmente errónea. Más adelante reconocería que estuvo equivocado en ese sentido, pero su conducta posterior a Octubre tampoco deja ver una comprensión cabal del papel del partido.

A Trotsky sólo le quedaba o unirse a los mencheviques internacionalistas o unirse a los bolcheviques. O quizá una tercera: permenecer como "personalidad independiente", con esa idea caudillista que de hecho tenía de la política, en la que un “líder” con su discurso es capaz de arrastrar a las masas e influir en la “intelligentsia” socialista.

Trotsky fue importante para el Partido bolchevique, pero éste habría triunfado sin él. Por el contrario, Trotsky jamás habría sido una figura importante de la revolución rusa sin el Partido bolchevique. De ahí que toda la historia montada –por él mismo y seguida por los historiadores burgueses- en torno a la idea de que “organizó y dirigió” la Revolución de Octubre sin la dirección bolchevique, se cae a pedazos cuando uno estudia los hechos, los documentos y los testimonios de la revolución, que ponen en claro el papel fundamental del Partido bolchevique y de Lenin, verdadero líder y conductor de la revolución. Si Lenin hubiera leído la "Historia de la revolución rusa", no habría dejado Trotsky con cabeza.

D.R.

domingo, mayo 24

Kerensky proclama nuevos "Derechos de los Soldados"

Alexander Fyodoróvich Kerensky

Petrogrado (11 de mayo de 1917).- El nuevo Ministro de Guerra Alexander Kerensky se ha empeñado en restablecer la moral y la disciplina en las fuerzas armadas. Para tal fin ha realizado sucesivas reuniones con sus oficiales y ha arengado a las tropas en el frente.

El nuevo gobierno considera que la restauración del poder combativo de las fuerzas armadas es clave, no sólo en función de los objetivos de guerra, sino principalmente como medio para imponer el orden y la autoridad en el país. En ese proceso se contempla como una tarea inmediata una ofensiva militar contra el ejército enemigo. Todos los esfuerzos parecen encaminados en ese sentido. Se espera que una victoria, resultante de la ofensiva, levantará la moral y el espíritu patriótico que permitan asegurar el gobierno del país y estar en mejores condiciones a la hora de hablar de términos de paz.

Parte fundamental para ello es la definición de los derechos de los soldados. En marzo pasado, el Soviet emitió la Orden Nº 1 que ponía al conjunto de las fuerzas armadas bajo su control, limitando el manejo del Gobierno Provisional sobre las tropas a las órdenes de carácter militar en el frente de batalla. Kerensky ha emitido la "Declaración sobre los derechos de los soldados" como una forma de corregir en lo posible las limitaciones de la Orden Nº 1.

La "Declaración" de Kerensky confirma lo establecido en la Orden Nº 1 en relación a los derechos de los soldados pero restablece la autoridad de los oficiales en el frente, incluyendo el castigo corporal. Se conoce de manera extraoficial que esto último ha sido una exigencia de los oficiales de las fuerzas armadas que sostienen que sin esa autoridad es imposible hablar de restaurar la disciplina y el poder combativo, especialmente si se planea una ofensiva militar.

Sin embargo, muchos estiman que estas modificaciones a los derechos otorgados por la Orden Nº 1 no serán del agrado de los soldados que pueden ver en esto el restablecimiento del viejo sistema que rigió en el ejército zarista.

Lenin: Carta abierta al Congreso de Diputados Campesinos


Camaradas, diputados campesinos :

El Comité Central del POSDR (b), a quien tengo el honor de pertenecer, quería que representara a nuestro Partido en el Congreso Campesino, pero una enfermedad me ha impedido cumplir esta comisión. Por ese motivo, me tomo la libertad de dirigir esta carta abierta a ustedes para saludar a la unión campesina de toda Rusia y brevemente dejar sentadas las diferencias que dividen nuestro Partido, de un lado, y el partido Socialista-Revolucionario y los socialdemócratas mencheviques, de otro.

Esas profundas diferencias conciernen a los tres problemas más importantes: la tierra, la guerra y la organización del Estado.

Toda la tierra debe pertenecer al pueblo. Toda la propiedad terrateniente debe ser entregada a los campesinos sin compensación. Esto es claro. La disputa ahí es si los campesinos en las áreas locales deberían o no tomar la tierra inmediatamente, sin pagar ninguna renta a los terratenientes, o esperar hasta que la Asamblea Constituyente se reúna.

Nuestro Partido cree, y recomienda a los campesinos, que ellos localmente deben tomar toda la tierra sin demora, y hacerlo de la forma más organizada posible, sin permitir bajo ninguna circunstancia dañar la propiedad y haciendo todo el esfuerzo para incrementar la producción de grano y carne dado que las tropas en el frente están en extremas dificultades. En cualquier caso, aunque la decisión final sobre cómo disponer de la tierra será tomada por la Asamblea Constituyente, un acuerdo preliminar ahora, a tiempo para la siembra de primavera, puede ser tomado solamente por los órganos locales, en vista de que nuestro Gobierno Provisional, que es el gobierno de los terratenientes y capitalistas, está demorando la convocatoria de la Asamblea Constituyente y hasta la fecha no ha fijado siquiera la fecha para ella.

Sólo los órganos locales están en capacidad de hacerse cargo preliminarmente de la tierra. Los campos deben ser sembrados para la cosecha. La mayoría de los campesinos en las áreas locales es bastante capaz de hacer uso de la tierra en una forma organizada, de arar y ponerlo todo bajo cultivo. Esto es esencial para mejorar la provisión de alimentos para los soldados en el frente. De ahí que esperar por la Asamblea Constituyente está fuera de lugar. Por ningún medio, negamos el derecho de la Asamblea Constituyente de instituir finalmente la propiedad pública de la tierra y regular su disposición. Mientras tanto, sin embargo, ahora mismo, esta primavera, los campesinos deben decidir localmente qué hacer con ella. Los soldados en el frente pueden y deben enviar delegados a las villas.

Más aún. Para que toda la tierra pase al pueblo trabajador, una alianza de los obreros urbanos y los campesinos pobres (semiproletarios) es esencial. A menos que tal alianza sea formada, los capitalistas no podrán ser derrotados. Y si ellos no son derrotados, ninguna transferencia de la tierra al pueblo los liberará de la pobreza. Uno no puede comerse la tierra, y sin dinero, sin capital, no hay manera de obtener herramientas, ganado o semillas. Los campesinos no deben confiar en los capitalistas o en los mujiks ricos (que son capitalistas también) sino en los obreros urbanos solamente. Sólo en alianza con ellos, los campesinos pobres pueden asegurar que la tierra, los ferrocarriles, los bancos y las fábricas se conviertan en propiedad de todo el pueblo trabajador. Si esto no es realizado, la mera transferencia de la tierra al pueblo no puede abolir la necesidad y la pobreza.

Los obreros en ciertas localidades de Rusia están ya empezando a establecer su supervisión (control) sobre las fábricas. Tal control de los obreros es para beneficio de los campesinos porque significa incremento en la producción y productos más baratos. Los campesinos deben dar su pleno apoyo a esta iniciativa de parte de los obreros y no creer la calumnia que los capitalistas difunden contra los obreros.

La segunda cuestión es la cuestión de la guerra.

Esta guerra es una guerra de conquista. Está siendo conducida por los capitalistas de todos los países con objetivos depredadores, para incrementar sus ganancias. Para el pueblo trabajador esta guerra sólo puede significar ruina, sufrimiento, devastación y brutalización. Ese es el por qué nuestro Partido, el partido de los obreros y campesinos pobres conscientes, enfáticamente y sin reservas, condena esta guerra, se rehusa a justificar a los capitalistas de un país contra los capitalistas de otro, se rehusa a apoyar a los capitalistas de cualquier país y trabaja por la más rápida terminación de la guerra mediante el derrocamiento de los capitalistas de todos los países, mediante la revolución obrera en todos los países.

En nuestro nuevo Gobierno Provisional, hay diez ministros pertenecientes a los partidos de los terratenientes y capitalistas y seis a los partidos narodnik (Socialista-Revolucionario) y Socialdrmócrata menchevique. En nuestra opinión, los narodnik y los mencheviques han cometido un error grave y fatal al unirse al gobierno capitalista y en general aceptando apoyarlo. Hombres como Tsereteli y Chernov están esperando inducir a los capitalistas a llevar la presente guerra de rapiña a un rápido y más honorable fin. Pero esos líderes de los partidos narodnik y menchevique están equivocados: ellos están, en efecto, ayudando a los capitalistas a preparar una ofensiva de las tropas rusas contra Alemania, eso es, dilatar la guerra, aumentar el increíblemente enorme sacrificio que el pueblo ruso ha hecho en la guerra.

Nosotros estamos convencidos que los capitalistas de todos los países están engañando al pueblo prometiendo una pronta y justa paz cuando en verdad están prolongando la guerra de conquista. Los capitalistas rusos, que controlaban el viejo Gobierno Provisional y continúan controlando el nuevo, ni siquiera quieren publicar los depredadores tratados secretos que el ex Zar Nicolás Romanov concluyó con los capitalistas de Gran Bretaña, Francia y otros países con el objeto de quitar Constantinopla a los turcos, Galitzia a los austríacos, Armenia a los turcos, etc. El Gobierno Provisional ha confirmado esos tratados.

Nuestro Partido sostiene que esos tratados son tan criminales y depredadores como los tratados que los bandidos capitalistas alemanes y su Emperador-bandido Guillermo tienen con sus aliados.

La sangre de los obreros y campesinos no debe ser derramada en nombre de tales objetivos de rapiña de los capitalistas.

La criminal Guerra debe ser llevada a un rápido fin, no mediante una paz separada con Alemania sino mediante una paz universal, no mediante una paz capitalista sino mediante una paz de las masas trabajadoras contra los capitalistas. Hay sólo una forma de hacer esto, y es transfiriendo todo el poder del estado a los Soviets de Diputados de Obreros, Soldados y Campesinos en Rusia y en los otros países. Sólo tales Soviets serán capaces efectivamente de impedir que los capitalistas engañen a los pueblos e impedir que la guerra sea prolongada por los capitalistas.

Esto me trae a la tercera y última de las cuestiones que he mencionado: la cuestión de la organización del Estado.

Rusia debe ser una república democrática. Incluso la mayoría de los terratenientes y capitalistas –que siempre han estado por la monarquía pero que ahora ven que el pueblo ruso no permitirá que sea restaurada– está de acuerdo con esto. Ahora los capitalistas han dirigido todos sus esfuerzos en hacer la república rusa lo más parecida posible a la monarquía para que así pueda regresarse a la monarquía con la menor dificultad (esto ha pasado una y otra vez en muchos países). Para este propósito los capitalistas quieren preservar la burocracia, que está por encima del pueblo, preservar la policía y el ejército permanente, que está separado del pueblo y es comandado por generales y demás oficiales no elegidos. Y los generales y demás oficiales, a menos que sean elegidos, siempre serán terratenientes y capitalistas. Eso lo sabemos de la experiencia de todas las repúblicas del mundo.

Nuestro Partido, el partido de los obreros y campesinos pobres conscientes, está trabajando por una república democrática de otro tipo. Queremos una república donde no haya policía que intimide al pueblo; donde los oficiales, de abajo arriba, sean elegidos y removidos cuando el pueblo lo demande; donde todos los oficiales del ejército sean igualmente elegidos y donde el ejército permanente –separado del pueblo y subordinado a clases ajenas al pueblo– sea reemplazado por el pueblo universalmente armado, por una milicia popular.

Queremos una república donde todo el poder del Estado, de abajo arriba, pertenezca total y exclusivamente a los Soviets de Obreros, Soldados y Campesinos y otros diputados.

Los obreros y campesinos son la mayoría de la población. El poder debe pertenecer a ellos, no a los terratenientes y capitalistas.

Los obreros y campesinos son la mayoría de la población. El poder y las funciones de administración deben pertenecer a sus Soviets, no a la burocracia.

Tales son nuestros puntos de vista, camaradas diputados campesinos. Estamos firmemente convencidos de que pronto la experiencia demostrará a las amplias masas lo equivocada que es la política de los narodniks y mencheviques. La experiencia pronto demostrará a las masas que el compromiso con los capitalistas no puede salvar a Rusia, que, como Alemania y otros países, está al borde del desastre, no puede salvar a los pueblos cansados de la guerra. Solo la transferencia de todo el poder del Estado directamente a la mayoría de la población, puede salvar a los pueblos.

Petrogrado, 7 de mayo de 1917

N. Lenin