viernes, julio 17

Soviets discutieron la crisis de gobierno

Petrogrado (4 de julio de 1917).- A las 6:00 p.m. se inició la reunión conjunta de Comités Ejecutivos de los Soviets para discutir la cuestión del gobierno como resultado de la renuncia de los ministros kadetes.

Poco tiempo después de iniciada la reunión, cerca de 54 delgados de las fábricas de Petrogrado ingresaron al hemiciclo del Soviet y presentaron las demandas de los obreros para la transferencia del poder a los Soviets. La presidencia les concedió el uso de la palabra. A continuación extractos de algunas intervenciones:

Segundo delegado de fábrica: “Ustedes ven lo que está escrito en nuestras pancartas. Tal es la decisión aprobada por los obreros... Demandamos la salida de los diez ministros capitalistas. Confiamos en el Soviet pero no en quienes el Soviet confía. Los ministros socialistas han entrado en acuerdo con los capitalistas pero esos capitalistas son nuestros enemigos mortales. Exigimos que la tierra sea tomada inmediatamente y que el control [obrero] sea establecido de inmediato, e insistimos en la lucha contra el hambre que nos amenaza”.

Cuarto delegado de fábrica: “...Las masas sienten que la situación del país es seria. Lo que ustedes ven no es un motín sino una manifestación plenamente organizada. Exigimos que la tierra pase a manos de los campesinos y que las órdenes contra el ejército revolucionario sean revocadas. Exigimos la adopción de todas las métodos posibles de lucha contra el sabotaje y los lockout de los industriales y capitalistas. Es necesario establecer control sobre la industria. Mientras la política de compromiso con la burguesía continúe, no habrá calma en el país...”.

El líder menchevique y miembro del gobierno, Tseretelli respondió a los obreros en parte de su discurso: “La situación actual de Petrogrado hace imposible tomar decisiones nuevas de cualquier tipo... Si cambiamos el gobierno que fue sancionado por el Congreso [de Soviets] por el exigido por parte de la guarnición y algunos obreros de Petrogrado, el país en su conjunto no lo tomaría como la voluntad de la democracia sino como una concesión a la presión de una minoría. La única salida para la democracia es... reconocer el Gobierno Provisional como está ahora como depositario legal del poder revolucionario y convocar a un Congreso de emergencia para dentro de dos semanas... preferiblemente en Moscú, con el propósito de tomar una decisión final sobre la cuestión del Gobierno Provisional”.

En este punto, la multitud afuera, sintiendo la inutilidad de su posición, se hizo particularmente amenazante. Algunos obreros de Putílov interrumpieron a Tsereteli para decir que a menos que salga de inmediato ellos lo sacarían. Chjeídze explicó que Tsereteli estaba ocupado dando un discurso. Esto contuvo por el momento a los de Putílov, y el debate sobre la cuestión del gobierno continuó.

Uno por uno, el menchevique Theodore Dan, un representante de la intelligentsia campesina, Kondratenko, el líder de los trudoviques L.M. Bramson, el eserista Sako Saakian y N.V. Chaikovsky del Partido Socialista del Pueblo, hablaron a favor de la propuesta de Gots. Sus discursos fueron confrontados por Zinoviev y Lunacharsky. Tsereteli respondió a los argumentos de aquellos que demandaban la transferencia del poder al Soviet diciendo que el ánimo de las provincias era completamente diferente al de Petrogrado.

Steklov, Mártov, Grinevich, B.D. Kamkov y Spiridinova, entre otros, de la oposición de izquierda hablaron contra la posición de Tsereteli. Steklov, socialdemócrata sin partido asociado al periódico Novaya Zhizn de Gorky, declaró que Tsereteli estaba equivocado en posponer la discusión sobre la cuestión del gobierno. “Noventa por ciento de la población saludaría a un ministro socialista con entusiasmo quizá más grande que el demostrado al derrocarse a los Romanov”.

Mártov rompió con la mayoría socialista en la cuestión del gobierno. Como Steklov, rechazó la posibilidad de posponer la decisión por dos semanas, sosteniendo que esto podía ser fatal y que la historia demandaba que el Soviet tome el poder en sus propias manos. “Ha sido dicho aquí que los manifestantes son una minoría del país. Pero es una minoría muy activa. Nos apoya mientras la mayoría es pasiva”. Rechazando la idea de convocar un congreso en Moscú, Mártov enfatizó la necesidad de formar un gobierno socialista “capaz de llevar la revolución hacia delante”.

Mucha gente que estaba de acuerdo con Tsereteli en la cuestión de continuar apoyando al Gobierno Provisional consideró inoportuna la idea de cambiar la sede de las deliberaciones del Soviet a Moscú.

Por su parte, B.D. Kamkov y Maria Spiridinova, ambos eseristas de izquierda, también hablaron a favor de la transferencia inmediata del todo el poder a los Soviets, mientras en las galerías representantes de obreros y soldados esperaban y miraban.

Finalmente, se presentaron tres resoluciones: una de Gots declarando su apoyo al Gobierno Provisional existente hasta la convocatoria de un pleno del Comité Ejecutivo pero dejando la puerta abierta a una posible transferencia del poder a los Soviets; una segunda de Mártov llamando por un nuevo Gobierno Provisional en el que al menos la mayoría estaría conformada por representantes del Soviet, y una tercera de Lunacharsky condenando al Gobierno Provisional y llamando a la transferencia del poder directamente a manos de los Soviets.

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