lunes, mayo 18

La Mezhrayonka o Comité Inter-Distrital de Trotsky y Lunacharsky: una federación de intelectuales

El grupo político que saludó a Trotsky como su jefe propio fue la Organización Inter-Distrital, la Mezhrayonka como se le llamaba. El había inspirado este grupo desde el exterior desde su formación en 1913 y contribuyó con sus publicaciones. El grupo no aspiraba a formar un partido. Era una asociación temporal de no-bolcheviques y no-mencheviques, que persistían en su oposición a la guerra, el Príncipe Lvov y los “social patriotas”. Su influencia estaba confinaba sólo a los distritos de la clase obrera de Petrogrado, y aún ahí fue arrollado por el rápido crecimiento del bolchevismo. A este pequeño grupo se adhirieron, sin embargo, hombres que en el pasado habían sido eminentes mencheviques y bolcheviques y que iban a destacarse nuevamente. La mayoría de ellos, Lunacharsky, Riazanov, Manuilsky, Pokrovsky, Joffe, Uritsky, Volodarsky, habían escrito para los periódicos de Trotsky. Otros pocos, como Karajan y Yureniev, serían después importantes diplomáticos soviéticos. Juntos formaban una élite política brillante pero su organización era demasiado débil y estrecha para servir de base para una acción independiente. Cuando Trotsky regresó, el grupo estaba discutiendo su futuro y contemplando una fusión con los bolcheviques y otros grupos de izquierda. En mítines públicos, sus agitadores eran insistentemente preguntados en qué diferían de los bolcheviques y por qué no unían esfuerzos con ellos. A esta pregunta, en verdad, no tenían una respuesta satisfactoria. Su separación de los bolcheviques había resultado de la larga y compleja pelea en el viejo partido; reflejaba diferencias pasadas, no presentes.

...los sucesos de la guerra habían llevado gradualmente a Trotsky a tomar el punto de vista de que la brecha en el movimiento de los trabajadores no podía ser reparada, que era equivocado y aún pernicioso intentar repararlo y que era deber de los internacionalistas formar nuevos partidos...

...la posición de los dos [Lenin y Trotsky] era bastante diferente. Lenin era el líder reconocido de un gran partido, que, aún en minoría en el Soviet, se había ya en la basu aglutinante de la oposición al régimen de Febrero. Trotsky y sus amigos eran pléyade de brillantes generales sin ejército. Como individuo, Trotsky podía hacer escuchar su voz desde la plataforma de la revolución, pero sólo un partido grande y disciplinado podría transformar las palabras de ahora en hechos perdurables. Cada lado necesitaba del otro, aunque en grados diferentes...

En la reunión del 10 de mayo, él propuso a Trotsky y sus amigos para que se unan inmediatamente al Partido Bolchevique... No le puso condiciones. No le pidió a Trotsky que renuncie a nada de su pasado, ni siquiera mencionó las controversias... En ese entonces, aún tenía esperanzas de una reunión con Mártov, que se había alejado de los mencheviques, que permaneció fiel al programa de Zimmerwald y que se oponía al gobierno de coalición.

..."Yo no puedo describirme como un bolchevique. No es deseable apegarse a las viejas etiquetas”. Ellos debían unir esfuerzos en un nuevo partido, con un nuevo nombre, en un congreso de sus organizaciones. Trotsky debe haber estado consciente de que en tal congreso, los bolcheviques de todas maneras gozarían de absoluta preponderancia. Entonces, toda diferencia se reduciría a la “etiqueta”. Este era un asunto demasiado trivial para justificar que Trotsky y sus compañeros se atuvieran a su aislamiento político. Pero por el momento, el asunto fue archivado.

Cuando le preguntaron a Lenin por qué a pesar de estar de acuerdo, él y Trotsky permanecían aún separados, él contestó: “¿No lo sabes? Ambición, ambición, ambición. Para Trotsky, declararse bolchevique era una rendición tácita, no a Lenin del presente sino a Lenin del pasado, y esto lo frustaba...

...Por el momento, él permaneció como un político independiente...

...Mientras tanto, fundó Vperiod (Adelante), el periódico del Comité Inter-Distrital. Aunque tenía muchos colaboradores brillantes, no tuvo éxito... Empezó como semanario, pero se hizo irregular, y sólo aparecieron dieciséis números antes de que el Comité Inter-Distrital se uniera a los bolcheviques.

Fue a través de la palabra hablada en lugar de la palabra escrita que Trotsky hizo su impacto en la vida política de la capital. El hablaba, usualmente con Lunacharsky, en innumerables mítines. En sólo dos o tres semanas desde su regreso, él y Lunacharsky ganaron enorme popularidad como los más elocuentes agitadores de la izquierda del Soviet...

... En aquellos días... él estableció su base en el Cirque Moderne, donde cada noche hablaba ante enormes multitudes... Se hizo tan identificado con el Cirque Moderne que cuando regresaba al Palacio Táurida o al Instituto Smolny, la sede del Soviet, y atacaba a sus oponentes o discutía con ellos, le gritaban: “Este no es tu Cirque Moderne” o “En el Cirque Moderne hablas diferente”.

Extractos editados de "The prophet armed. Trotsky 1879-1921" de Isaac Deutscher, Verso, 2003. Traducción propia. Negritas nuestras.

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