sábado, marzo 17

Stalin y la noticia de la Revolución

Stalin. En en el exilio. 1915


El 23 de febrero, mientras Stalin se instalaba en una casa en Achinsk [Siberia], multitudes tomaban las calles [en Petrogrado]
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El domingo 26 de febrero, cincuenta personas fueron muertas en un enfrentamiento entre las multitudes de Petrogrado y los cosacos. La sangre enfureció a la muchedumbre, y los soldados empezaron a desertar. Al día siguiente, las masas tomaron por asalto el arsenal, capturando 150,000 armas, quemando los cuarteles y linchando policías…

Achinsk no era consciente de lo que pasaba...

En Petrogrado, el zar no reinaba más. El 1 de marzo, en el Palacio Táurida, un Gobierno Provisional fue formado con el Príncipe Georgi Lvov como Primer Ministro. En el mismo edificio, el Soviet de Diputados de Obreros y Soldados eligió un Comité Ejecutivo presidido por el menchevique georgiano Karlo Chjeídze. Esos dos instituciones paralelas tomaron el poder…

El nuevo Ministro de Justicia Alejandro Kerensky telegrafió a Achinsk para ordenar la liberación de los diputados de la Duma exiliados: “Todo está en manos del pueblo. Las prisiones están vacías, los ministros arrestados, la emperatriz vigilada por nuestro pueblo”. Esa noche Achinsk supo que la Revolución había llegado por fin – “pero todos hablaban en susurros”.

“El día que recibimos el telegrama, era el día de mercado… entonces fui corriendo a decirles [a los campesinos locales]…que ya no hay zar”, recuerda una bibliotecaria bolchevique llamada Alejandra Pomerantseva, quien compartía la casa con Stalin. “En el camino, me encontré con el camarada Stalin” que “me vio excitada”.

“A dónde va?”, preguntó.

“Corro al mercado a hablar a los campesinos sobre la Revolución”.

Stalin “lo aprobó” –y ella se dirigió al mercado.

El 3 de marzo, Mijaíl II abdicó cuando el gobierno no pudo garantizarle su seguridad. El 14, el alcalde de Achinsk inauguró un mitín en el que Kámenev propuso enviar un telegrama aclamando al Gran Duque [Mijaíl] por su decencia cívica. Kámenev se lamentaría más tarde por su instinto no bolchevique de agradecer a los Romanov. “En la mañana siguiente me enteré por el propio camarada Kámenev, vino a decirme que había cometido un error tonto”, recordaba Stalin que había viajado a Krasnoyarsk. Kámenev negó haber firmado el agradecimiento y acusaba a Stalin de mentir.

Stalin telegrafió a los Alliluyev [su futura familia política] en Petrogrado: estaba en camino…

Extracto (editado) de Young Stalin de Simon Sebag Montefiori, 2007. Traducción propia.

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